En el año 1998, la Asamblea General de la ONU decidió examinar el papel que podían tomar los mercenarios como instrumento para violar los derechos humanos y obstaculizar la libre autodeterminación de los pueblos. El relator nombrado por la ONU, el peruano Enrique Ballesteros, concluía: “el mercenario suele acometer atentados, sabotajes, actos de terror y torturas".
Cualquiera de esas acciones son consideradas como netas violaciones de los derechos humanos por los tratados internacionales sobre la materia. Pero esta transgresión es mucho más grave si es cometida por un mercenario, porque el mercenarismo está en el origen de las violaciones mismas, tiene conexión con gobiernos corruptos que intentan imponer una dominación feroz e ilegítima y con empresas multinacionales que quieren controlar y hacer negocios lucrativos con los recursos naturales de los países pobres”.
Con la expansión
del empleo de los mercenarios y de las Corporaciones Militares
Privadas, la globalización da un paso total en su dominio. Ya no
sólo se privatiza el agua, los servicios públicos, educación,
sanidad, etc; ahora ya se privatiza el ejercicio de la violencia que
estaba reservada en exclusividad a los Estados. Como dice Daniel
Bensais: “En realidad no es sorprendente que la privatización
generalizada del planeta tenga por corolario una globalización de la
violencia social y militar, así como una privatización de sus usos
por mafias, milicias y otras tropas mercenarias”.
La principal
característica del mercenario es que presta sus servicios militares
a cambio de una retribución económica. No importa quien lo
contrata, pudiendo ser un Estado, una empresa, una banda de
traficantes o la mafia. A cambio de un dinero, está dispuesto a
combatir en cualquier lugar del mundo y contra quien le señalen.
Carecen de ética y moral, no respetando ni las leyes ni las
convenciones internacionales. No hay respeto por los derechos humanos
ni tienen patria ni bandera. Lo único importante es el dinero.
Existen dos categorías de mercenarios. Aquellos considerados de alto
nivel, entre los que se encuentran ingleses, norteamericanos y
ucranianos, y los que ingresan en estas actividades debido a la
miseria y el hambre, siendo de cualquier parte del mundo.
Los mercenarios
de alto nivel son los que tienen experiencia en combate o que tienen
especialidades muy demandas y en consecuencia son bien retribuidas.
Suelen recibir una media de 15.000 dólares mensuales y algunos
llegan a cobrar 2.000 dólares diarios en función del riesgo de la
operación. Se calcula que existen más de treinta empresas
norteamericanas importantes y unas cuantas inglesas, siendo Londres
uno de los centros más activos en el reclutamiento. Estas empresas
mezclan las actividades puramente militares, proporcionando personal
armado y equipado, junto a labores de logística, que realizaban
antiguamente el cuerpo de Intendencia, como son las tareas de
aprovisionamiento y apoyo de tropas.
La participación
de empresas privadas en asesoramiento, entrenamiento y dotación de
personal al ejército norteamericano costó en el año 2002, la cifra
de 100.000 millones de dólares, cifra importantísima.
Los mercenarios
juegan un papel muy importante como especialistas en torturas y
rigurosos interrogatorios, no recatándose en saltarse los derechos
humanos de las personas.Veamos donde han actuado últimamente.
África
es un lugar donde los mercenarios son muy conocidos. En Sierra Leona,
actuaron durante los ocho años de su guerra civil. En la República
del Congo y en la República Democrática del Congo hubo
participación en los conflictos internos de estos países, al
servicio de las multinacionales europeas y norteamericanas de minería
y petróleo, para así garantizar sus explotaciones.
Qué decir del
intento de derrocamiento del presidente Obiang en la excolonia
española de Guinea, con la participación del hijo de Margaret
Thatcher. En la guerra civil angoleña fue notoria su participación
en el lado de Savimbi, con un destacado papel en el tráfico de
diamantes. En América, destacaría en la década de los ochenta, el
hostigamiento militar al gobierno sandinista, con la creación de “la
contra”, donde llegaron a participar hasta 10.000 hombres todo bajo
financiación norteamericana.
El llamado Plan
Colombia y el Plan Puebla-Panamá donde se intenta implantar el
dominio norteamericano en la zona, los mercenarios campan a sus
anchas. Un ejemplo a seguir, será en Venezuela donde se
detuvo a 56 mercenarios colombianos vestidos con uniformes militares
venezolanos y conocidas son las ganas del gobierno de Bush de
derrocar a Hugo Chávez.
El gigante
petrolero británico British Petroleum ha contratado a mercenarios
para proteger sus instalaciones de extracción de posibles ataques
guerrilleros. Otro caso emblemático es el de Cuba, con la intención
de derrocar a Fidel Castro, con la actuación de mercenarios en Bahía
Cochinos en 1961. La voladura de un avión cubano cuando sobrevolaba
la costa de Barbados, en 1976, por el mercenario Posada Carriles,
cuyo procesamiento impide Estados Unidos, o los continuos intentos de
asesinato del propio Fidel Castro.
Pero las dos
guerras donde se ha hecho más evidente este proceso de privatización
de la guerra han sido en Afganistán e Iraq.Con la ocupación
soviética de Afganistán, comienza una guerra que será patrocinada
por Estados Unidos a través de la CIA con la finalidad de debilitar
el régimen soviético. En ella, no participó un solo
norteamericano, empleándose mercenarios a sueldo, afganos,
pakistaníes, árabes de distintos países e incluso musulmanes de
China. Es conocido, que Osama Bin Laden trabajó en Afganistán para
la CIA siendo uno de sus hombres de confianza y que tras la retirada
soviética siguió colaborando, prácticamente hasta la instauración
de los talibanes en Kabul.
Se calcula que
durante la guerra contra los soviéticos participaron más de 100.000
mercenarios y si hacemos caso al ex-jefe de los servicios secretos
pakistaníes fueron hasta 150.000 hombres. Fue un conflicto que duró
diez años y que supuso un gasto de muchas decenas de miles de
millones de dólares, financiados por los norteamericanos.
En Iraq, la
actuación de estos es escandalosa. En marzo de 2004, murieron cuatro
mercenarios norteamericanos a bordo de un transporte militar en
Faluya, trabajando para la Blackwater Security Consulting Company,
que dio origen a que posteriormente fuera arrasada esta ciudad por
las tropas norteamericanas.
Actualmente, en
Iraq por cada diez soldados norteamericanos hay dos mercenarios, lo
que duplica en número al existente en la primera guerra del Golfo.El
Departamento de Defensa ha acudido a las Corporaciones Militares
Privadas, que ya en abril del 2004, contaban con más de 20.000
mercenarios y se calculan que irán aumentando hasta los 30.000
hombres en la medida que el ejército norteamericano se vaya
retirando.
Según informaba
The Washtington Post, cada empresa privada tiene organizado un
batallón y ahora están coordinándose para crear el mayor ejército
privado del mundo. Las cárceles iraquíes no respetan los derechos
humanos, donde la participación en éstas de los mercenarios está
clara, tienen libertad de movimiento, y por las órdenes que imparten
al personal militar, indican claramente que desempeñan papeles de
responsabilidad en la conducción de los interrogatorios.
Como vemos,
existe un enorme peligro con la privatización de los conflictos
armados, porque son fuerzas sin control alguno, impidiendo la
posibilidad de arreglo de los mismos, ya que su solución se escapa
de los poderes nacionales. La globalización nos aporta muy pocas
cosas positivas y casi todo son problemas, tomemos conciencia y
acabemos con esta globalización neoliberal que perjudica a amplios
sectores de la población y sólo beneficia a los de siempre.
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