jueves, 9 de febrero de 2012

Coltan: Llamadas con saldo de sangre

El coltan es de color gris oscuro debido a una mezcla de los minerales columbita (una mena de columbio o niobio) y tantalita (una mena de tantalio). La columbita está compuesta por óxidos de niobio, hierro y manganeso [(Fe, Mn) Nb2O6], y la tantalita está compuesta por óxido de tantalio, hierro y manganeso [(Fe, Mn) Ta2O6] en cualquier proporción. Estos óxidos constituyen una solución sólida en ambos minerales. Son escasos en la naturaleza y dan un claro ejemplo de materiales que han pasado de ser considerados simples curiosidades a estratégicos para el avance tecnológico debido a sus nuevas aplicaciones. En las provincias del este de Congo Kinshasa se encuentra el 80 % de las reservas mundiales de coltan. Allí pusieron sus ojos las grandes multinacionales, en un fenómeno que la ex secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright denominó como “la primera guerra mundial africana”.  

Este mineral es fundamental para las industrias de aparatos electrónicos, centrales atómicas y espaciales, misiles balísticos, vídeojuegos, aparatos de diagnóstico médico no invasivos, trenes magnéticos, fibra óptica, etc.. Sin embargo el 60 % de su producción se destina a la elaboración de los condensadores y otras partes de los teléfonos celulares. El coltan permite que uno de los sueños occidentales se haga realidad, con él las baterías de los minicelulares de bolsillo mantienen por más tiempo su carga, ya que los microchips de nueva generación que con él se elaboran optimizan el consumo de corriente eléctrica. En un principio fue usado para los filamentos de las bombillas, pero posteriormente fue reemplazado por el tugsteno más barato y accesible, y llegó un momento que parecía condenado al olvido.

martes, 7 de febrero de 2012

Las transnacionales de la guerra

Desde principios de la década de 1990, y a raíz de los conflictos militares que se produjeron, y a causa de las políticas de intervención de gran números de gobiernos, se constituyeron un conjunto de importantes empresas multinacionales de seguridad. Estas empresas consiguen los principales contratos del sector, para ellas trabajan un gran número de “especialistas” militares, cuentan con importantes instalaciones, centros de entrenamiento y sofisticado equipamiento. A continuación enumeraremos algunas de las más conocidas:

miércoles, 1 de febrero de 2012

Asia, la guerra, Irán


Desde principios del siglo XXI, uno de los objetivos que se marcó la Administración Bush fue en volver a tener presencia militar en Asia. Tras la debacle de la guerra de Vietnan, la presencia militar norteamericana estaba centra prácticamente en su bases en el pacífico Japón y Corea del Sur, y en los países aliados de Oriente Medio (Israel, Arabia Saudí, Kuwait, EAU, Qatar, Omán), así como varias bases militares en el Océano Indico (Diego García). Tras los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, se EEUU inició una series de operaciones que llevaron a la ocupación de Afganistán e Irak. Al primero desde 2001, exactamente una década. Y, al segundo, desde 2003, también casi una década. En estos tantos años no fue capaz ni siquiera de controlar totalmente estos países. Las cifras en Irak son espeluznantes: un millón de personas asesinadas, 5 millones de desplazados, 5 millones de huérfanos, 1-2 millones de viudas. Sólo entre Irak y Afganistán existirían más de 900 bases militares (505 en Irak y 400 en Afganistán). EEUU ha tomado la decisión de ir retirando a sus tropas de estos países, la “retirada” del ejercito estadounidense de Irak es un fracaso atronador, digan lo que digan sus apologistas. Al Igual en Afganistán donde se complica su situación debido al colapso de su estrategia.

martes, 31 de enero de 2012

El estancamiento económico en Europa y Estados Unidos

El crecimiento en los mercados emergentes ha provocado que ya se sitúen en el 40 % del PBI mundial y del 37% de la inversión extranjera directa (IED) global. Y mientras que los países de la OCDE siguen estancados en 2011, los mercados emergentes están creciendo fuertemente… Éstas multinacionales de mercados emergentes no sólo son innovadoras, sino que también son masivamente frugales, lo que las convierte en competidoras letales. Esto demuestra que el desplazamiento económico de occidente es vertiginoso.

En este contexto la situación de los mercados energéticos se encuentra con una serie de factores. En primer lugar se produce un impasse histórico en el control de este estratégico mercado, que es uno de los puntales de la economía mundial. Estados Unidos controla el mercado del petróleo (asistido por naciones incondicionales como Arabia Saudita y países del Golfo Pérsico, incluyendo Irak), ahora se encuentra con un importante exceso de producción debido principalmente al estancamiento en la economía mundial, pero aún así, las burguesías financieras estadounidenses, exigen mayor producción, de carácter especulativo, para manipular el precio del petróleo (en este caso a la baja o en 100 y 110 dólares el barril de crudo) y, ahogar así, a Rusia y el resto de países productores que escapan a su control. Así se pueden leer declaraciones como las siguientes: “El representante de Irán en la Organización de los países exportadores de petróleo advirtió sobre el excedente de petróleo en el mercado. Cualquier tipo de excedente será dañino para el mercado global, dijo Mohammad Ali Khatibi. Irán, los productores africanos y Venezuela bloquearon la propuesta saudí de incrementar la producción de la OPEP en su ultima reunión el pasado 8 de junio (2011), pero más adelante, Arabia Saudí y sus aliados aumentaron la producción de manera unilateral”

domingo, 29 de enero de 2012

Breve historia desconocida: El gigante irlandés

Charles Byrne nació en 1761 en un pueblo de Tyrone (hoy, Irlanda del Norte) y creció de forma desmesurada. Era tan alto que encendía los cigarros en las lámparas de la calle, su estatura exacta es ha sido objeto de conjetura, aunque 2,31 metros parece la cifra más rigurosa y parce que su salud era frágil, y como otros tantos irlandeses emigró a los 21 años. Llegó a Londres con la idea de hacer fortuna, y terminó exhibiéndose como monstruo de feria en el museo Cox, de bestias humanas. Los periódicos rápidamente se hicieron eco de su presencia y, seguramente, hizo que John Hunter un coleccionista de anatomía le echara el ojo como objeto de interés anatómico. En Londres, el irlandés se hacía llamar por el nombre artístico de O'Brien, se dice que sucumbió al alcoholismo y debido a su delicado estado de salud falleció un año después de llegar (1783) a la por entonces capital del Imperio Británico, tenía entonces 22 años de edad.

El anatomista escocés John Hunter (1728-1793) adquirió su cuerpo por 130 libras de la época (150 euros), una considerable suma en aquel momento. Tuvo que tramar un complot para sobornar a los quienes iban a enterrarlo en el mar. Pues tras una durísima vida como monstruo de feria, se cuenta que con parte del dinero que ganó Byrne pagó a varios compinches para que, a su muerte, arrojasen su cuerpo en el mar.

Una vez con el cuerpo de nuestro protagonista, procedió a hervir el cadáver durante horas para desprender la carne de los huesos y quedarse con el esqueleto pelado. Hasta hoy en día su osamenta se alza armoniosamente urdida e inmaculadamente conservada junto al armazón óseo de un tal señor Jeffs, con quien comparte vitrina en el museo de los cirujanos. Jeffs, a diferencia de él, es de talla media y padeció otra dolencia ósea poco corriente. Charles Byrne llegó al Colegio de Cirujanos como parte de la colección del anatomista escocés John Hunter. Que una vez establecido en Londres, el pionero cirujano, reunió la mayor colección de piezas anatómicas de aquel momento.

En 1891, el científico Daniel Cunningham estudió la osamenta de Byrne y llegó a la conclusión de que era víctima de acromegalia. En 1909, el neurólogo estadounidense Harvey Cushing examinó la calavera de Byrne detectando que la fosa pituitaria en la que se encontraba la glándula que secretaba las hormonas era de un enorme tamaño y contenía un tumor, causa de la enfermedad. Esta secreción disparada de hormonas produce un crecimiento óseo que en los jóvenes tiende a hacer los huesos largos y en los adultos, anchos. La desproporción de las mandíbulas u otros huesos es uno más de los efectos de esta anomalía corporal. Su esqueleto aún se expone al público en el museo del Colegio de Cirujanos de Londres, donde aseguran que el estudio de su ADN ha sido fundamental para conocer la acromegalia o gigantismo.

En los últimos tiempo ha saltado la polémica pues un grupo de académicos británicos, a través de la revista British Medical Journal, ha pedido que se cumpla la última voluntad de Charles Byrne de que su esqueleto (lo único que queda del cuerpo) descanse en el fondo del mar de Irlanda.

sábado, 28 de enero de 2012

Rompehielos

Kann denn Liebe Sünden sein... la sintonía mientras las palabras de William Burroughs se desplazan desde el papel al cerebro... a golpe de Industrial. Los trazos de memoria se confunden, se mezclan... los huecos vacíos se rellenan sin saber de donde proceden esos recuerdos, el colapso espacio-temporal de la memoria. El dolor se difumina, se pierde... lo importante se vuelve banal, se olvidan los sentimientos y sólo perdura su recuerdo...

La fractura se desplaza sobre la superficie, für immer...

Una línea de puntos suspensivos cortando las palabras, un viaje a Irlanda que nunca llega. El fin de una era, sin un próximo comienzo, y todo ello a través del Industrial. Aportes sin gracia, felinas con su propio Facebook, redes sociales capturando almas.... continuando, actualizando el perfil para decir que continuas vivo... Mareo de invocación.

Y un día al despertar el mundo se habrá acabado, y ya no sabrás que hacer... Acompañado de soledad.
El tiempo corre sin sentido, escapando hacia adelante sin detenerse para mirar atrás. Y sentado lo ves diluirse, confundido con tu vida; oscuros hilos que se pierden ante cualquier intento para recuperarlos, y de fondo el tic-tac de un reloj. La sintonía de la vida.

Veneno de sol muerto fundiéndose en humo, Internet es como un padre, que sabes que siempre estará ahí. Internet de lo da todo, y te lo quita todo. ¿qué era de tu vida antes de Internet?

jueves, 26 de enero de 2012

Breve historia desconocida: Cazadores de ratas

“¡Ratas! Desafiaban a los perros y mataban a los gatos; mordían se comían los quesos de los moldes y sorbían la sopa del mismísimo cucharón del cocinero; abrían los toneles de sardinas en salmuera, anidaban en los sombreros de paseo de los hombres y hasta estropeaban las charlas de las mujeres, ahogando las voces con chillidos estridentes que cubrían una gama de cincuenta sostenidos y bemoles” Robert Browning
En los países más desarrollados este cometido ya no existe, aunque aún se conserva en lugares como la India. En Europa, mantener estable la población de ratas era una necesidad ya que así se prevenían enfermedades del estilo de la Peste Negra y se evitan daños en el aprovisionamiento de víveres. Aunque estos cazadores de ratas no estaban exentos de riesgos. Ellos eran los más expuestos a las enfermedades. Cualquier pequeño mordisco de los animales podía ser mortal. Entre ellos también existieron la picaresca y las excentricidades: algunos introducían ellos mismos las ratas en las ciudades para luego exterminarlas y ganarse su jornal; otros practicaban peleas de ratas, enfrentando algunos fieros ejemplares que habían capturado, contra otros; y unos cuantos tuvieron ratas amaestradas, recogidas desde crías y tomadas como mascota.

Las ratas eran muy abundantes en la época victoriana. En una ciudad de tamaño medio, las condiciones higiénicas y el agua potable eran muy escasas, así como cundían las enfermedades y los robos estaban a la orden del día. En una sola casa en Londres, un cazador atrapó setecientas ratas. Todo el mundo necesitaba a los cazadores de ratas, y el más famoso en su tiempo fue Jack Black, cazador por la gracia de su majestad la Reina Victoria. Este era un buen negocio, y había mucho dinero que ganar. Las ratas eran un buen negocio. Se podían capturar vivas y después venderse a personas de los bajos fondos, quienes estarían dirigiendo un “rat-pitch” ilegal.

Los cazadores de ratas utilizaban un sinfín de técnicas para desarrollar con éxito sus tareas. Capturaban a los bichos con sus propias manos, ponían trampas o utilizaban a perros. Revisaban a fondo los agujeros más oscuros, que siempre eran los favoritos de los roedores, ya que eran personas muy meticulosas. El pago se hacía después, cuando habían acabado con las ratas, y solían cobrar en función del número que habían eliminado. En aquella época existía el veneno. Cada cazador hacía su propio veneno, con una receta secreta, y podía venderlo en espacios públicos, como mercados, porque por entonces las ratas eran un problema muchísimo más grave que en nuestros días. Solía llevar una jaula con muchas, muchas ratas dentro. Y para probar la eficacia de su veneno casero, cogía a una, le hacía tragar un poco y el público esperaba al desenlace. Pero, matar a las ratas con veneno era muy fácil. Lo que hacía al trabajo uno de los peores de su época era cuando había que atraparlas vivas. Porque, para capturarlas con vida lo hacían con la mano. Los cazadores atraían a las ratas empapándose las manos con una sustancia de olor dulce. Esto implicaba que las ratas les mordían y mucho. Así pues, como es evidente, muchos cazadores contraían terribles infecciones debido a los mordiscos. Habría que ser un idiota para meter una mano desnuda en una ratonera, los cazadores atrapaban a las ratas de oídas, y nunca sabían lo que habría al otro lado de su mano. En el fondo era bastante terrorífico, pero la necesidad de la época hacía que la gente no tuviera más remedio para poder ganar unas peniques.

Así pues aprovechando estas circunstancias, en el Londres de la época Victoriana, llegó a convertirse en uno de los mayores entretenimientos para la población las peleas de animales. En los conocidos Pozos de ratas (Rat-Baiting o Rat- Pits),  un “rat-pitch” era un espacio donde se organizaban peleas ilegales de perros contra ratas, donde la gente apostaba mucho dinero por el número de ratas que podría atrapar el cánido.  Consistía en introducir a un perro en una fosa infestada de ratas, con el propósito de aniquilar al mayor número posible de éstas. Se tiene constancia de que uno de estos establecimientos, que llevaba a cabo apuestas legales, compraba quinientas ratas a la semana, lo que harían veintiséis mil al año. Fueron unos de los entretenimiento más populares.  Estas diversiones tendrían su punto final en el “acta contra la crueldad animal” decretada en 1835, pero aún así, esta modalidad escapó a la prohibición por ser considerado un juego de apuestas.

Hubo gran cantidad de estos rat-pit por todo el Reino Unido, y especialmente en Londres, donde todas las noches se celebraban estos peculiares eventos donde se efectuaban importantes apuestas. Las normas no eran complicadas. Aunque había diversas modalidades, básicamente ganaba aquel perro que más ratas mataba en menor cantidad de tiempo. Así, se llegaron a calcular que cinco segundos por rata era una media bastante aceptable, y quince ratas por minuto una marca difícil de superar, aunque ya veremos que está marca se superó ampliamente. Para llegar a estos tiempo a los perros se les entrenaba concienzudamente para que sus mordiscos fueran rápidos y letalmente precisos, ya que se daba el caso de las ratas heridas no valían, sólo computaban para el resultado final las totalmente muertas.

Pese a el entrenamiento, los perros también sufrían lesiones en sus enfrentamientos, principalmente a causa de los mordiscos de los rodeadores en hocico y orejas. Se podía llegar al caso de causar lesiones más severas y bastante comunes entre estos perros, era quedarse tuerto.

Como en todas las competiciones, también hubo grandes campeones de renombre. El más famoso de todos fue un Bull Terrier de 12 kg, que respondía al nombre de Billy. Quien fue el primer perro en llegar a matar 100 ratas en menos de 6 minutos. Exactamente paró el reloj en cinco minutos treinta segundos, es decir, a una media de 3,3 segundos por rata. Tan sólo hubo otro perro que consiguió hacer de sombra a Billy, este fue un perro llamado Jacko, otro Bull Terrier que consiguió rebajar la marca de las 100 ratas en 2 segundos (5,28 minutos) y también ser el perro en conseguir una media más rápida. Logró acabar con 60 ratas en 2 minutos 42 segundos lo que equivale a 1 rata cada 2,7 segundos. Debido al éxito y a la proliferación de estos espectáculos por todo el país, e incluso en las colonia de ultramar, donde llegaban a morir unas enormes cantidades de ratas cada noche, trajo consigo una gran demanda de estos animales, por lo que no tardaron en aparecer suministradores especializados, los conocidos como Rat-Catcher (Cazadores de ratas).

Quien más renombre consiguió entre sus contemporáneos, como ya se ha comentado, fue Jack Black, un peculiar personaje que presumía de tener las mejores y más limpias ratas de campo, eran las preferidas por los criadores de perros, pues sus mordiscos no transmitían enfermedades. Y para demostrarlo no tenía reparos en meter su mano desnuda en una jaula repleta de sus ratas y dejarse morder. Prueba que los rat-Catcher menos honestos no se atrevían a realizar. Black se había preparado su propio uniforme con una chaqueta escarlata, un chaleco, unos calzones y un gran cinturón de cuero remachado con formas de ratas hechas de hierro fundido. Henry Mayhew, el escritor, investigador y periodista inglés, escribió sobre él en su obra London Labour and London Pour. Ahí explicaba que Jack Black estuvo a punto de morir de infección en varias ocasiones debido a los mordiscos que la ratas le habían propiciado. Este cazador de ratas fue un paso más allá y se transformó, también, en criador. Cuando encontraba ejemplares de colores diferentes, de pelajes especiales, los criaba para establecer nuevas variedades de color. Después los domesticaba y los vendía como mascotas. Sus mejores clientes eran las señoritas de la alta sociedad, que metían a sus nuevas ratitas en jaulas de ardilla. También criaba perros y tuvo un terrier que le ayudaba a dar caza a los roedores. Jack Black era casi tan peculiar como el cuento del Flautista de Hamelín. La fama de Jack-Black entre las clases pudientes fue tal, que llegó vender ratas incluso a la mismísima reina Victoria, quien tenía la extraña afición de tener ratas como mascotas.

Esta tradición entre apuestas y deporte continuó hasta el año 1912,  al menos legalmente, año en el que se celebraron los último Rat-Pit en Inglaterra, ya que finalmente la actividad fue totalmente prohibida y la profesión de rat-Catcher comenzó a perder sentido hasta que finalmente se perdió